Mi experiencia en el arte podríamos reducirla a esporádicos intentos de lucha con algún que otro lienzo en blanco, sumado a esa curiosidad promovida por mi lado más esteta y creativo. Pero simplemente me apetecía hablar de arte y compartir ciertas reflexiones, algunas quizás ya manidas pero desde mi punto de vista igualmente interesantes.
El diccionario nos dice que arte es la actividad en la que el hombre recrea, con una finalidad estética, un aspecto de la realidad o un sentimiento en formas bellas valiéndose de la materia, la imagen o el sonido. Pero si ya es subjetiva en sí misma la definición de arte, no quedaría atrás el intento de desgranar el significado de belleza…
Hace algunas semanas al compartir en Instagram un libro que acababa de comprar sobre Jackson Pollock, alguien me cuestionaba a los pocos minutos la valía artística de dicho personaje y acabamos teniendo una interesante pero no menos vehemente discusión sobre qué es -o no- ser artista. Como si nosotros pudiéramos decidirlo…
¿Quién decide qué es arte y qué no?
Tras ver un documental sobre Pollock hace unos años quedé impresionando al descubrir que algunas de sus obras habían sido vendidas por cientos de millones de dólares, llegando a ser considerado uno de los máximos exponentes del expresionismo abstracto en el mundo, con una de sus obras –Number 16A- entre los 16 cuadros más caros de la historia.
Ya entonces pensé que tenía que conocer más sobre la vida y obra de este histriónico personaje. Y es que me producía esa mezcla de curiosidad y fascinación que te produce todo genio incomprendido. Como cuando descubres por primera vez a Michael Stipe cantando agitadamente cualquier profunda e inquietante letra de R.E.M. y no sabes si cantar, reír o recomponer tu cara de asombro e incredulidad.
La idea de pintar un par de cuadros gemelos para mi salón hace unos años me hizo volver a profundizar en el arte abstracto. Me apetecía enfrentarme al reto, llevaba tiempo con la idea en la cabeza pero no terminaba de dar el paso.
Comencé a investigar, buscando información e inspiración, analizando obras e incluso a los artistas. Tratando de entender su arte, aquello que le había llevado a crear de esa forma. Y decidí que lo mejor era escoger una serie de colores y dejar que las sensaciones fluyeran a través del lienzo durante horas…
Es una experiencia que recomiendo a todo el mundo. A partir de ahí creedme que el mundo del arte se ve de manera totalmente distinta, sea cual sea el resultado obtenido.
La mayoría piensan que el arte abstracto al prescindir, generalmente, del realismo en las formas resulta no sólo más fácil de ejecutar que otros estilos, sino que además incluso puede llegar a no tener valía artística para muchos. Aquellos que piensan esto jamás han debido probar la imponente sensación del lienzo en blanco al intentar adentrarse de manera práctica en el mundo abstracto.
Soy de los que piensan que la verdadera complejidad, y éxito, del arte abstracto no está tanto en las formas, que ni siquiera son tenidas en cuenta, sino en el protagonismo del color, composición, vacíos y mensaje. Y es que incluso aunque tras una obra no haya mensaje alguno y todo sea fruto de la más absoluta aleatoriedad, si es capaz de hacer sentir algo a otros, ya es arte.
Lógicamente su lectura y análisis serán irremediablemente diferente a los que podríamos hacer sobre el vedutismo veneciano de Canaletto, más cercano al hiperrealismo equivalente a la fotografía del siglo XVIII, pero…
¿Uno es más arte que el otro?
Fuese el arte de Pollock casual o no -como algunos insinúan- lo que parece innegable es que el resultado de sus obras no deja indiferente a nadie, incluso varias décadas después. Y esto no lo consigue cualquiera.
Desarrollador de la técnica del dripping -ese salpicado o chorreo de pintura que caracterizó a gran parte de su obra- fue un estilo que dividió fuertemente a la crítica. Hay quienes lo consideraban una expresión auténtica e inmediata de arte y quienes opinaban que se trataba de creaciones aleatorias y carentes de sentido. Y si nos adentramos en la vida de este curioso artista descubriremos a un perturbado hombre alcohólico y maníaco depresivo al que incluso su terapeuta, el Dr. Henderson, le animó a expresarse a través de la pintura. Pero, ¿Acaso gente como Michael Jackson, Freddie Mercury o Andy Warhol no fueron totalmente desequilibrados y a pesar (o gracias a ello) triunfaron?
Y así podríamos ir uno tras otro con Rothko, Dalí, Kandinsky, Picasso y un largo etcétera de irreverentes y osados genios que en sus diferentes corrientes y estilos dejaron huella al pasar. Y es que ya lo dijo Woody Allen…