Un concepto que he sacado a pasear con frecuencia a lo largo de los artículos pasados ha sido el de perfumes «niche» o «nicho», según tuviera antojo en aquel momento de escribirlo o no en español. No es que sienta predilección por poner palabros en anglosajón cuando hay un equivalente en nuestra lengua, como tampoco pienso que trufar un artículo con palabras que suenen más exóticas vaya a darle más solera, pero dado que ninguna de las dos acepciones de «nicho» que recoge la RAE se adecua a la definición que se maneja en perfumería, y teniendo en cuenta que en inglés el término tiene más recorrido, me leeréis más ponerlo en inglés.
Cuestiones lingüísticas despachadas, ¿qué quiere decir uno cuando habla de «perfumes niche»? ¿Cuáles son los tipos de perfumes a los que se contraponen? Dado que se trata de un concepto escurridizo donde los haya, vamos a ir por partes.
¿Si no es perfumería niche, de qué perfumería hablamos? De diseñador. Los perfumes de diseñador son los típicos que encontramos en las perfumerías habituales, que están en las repisas de «los más vendidos», que se anuncian por televisión y que están hechos para ser vendidos al gran público.
¿Entonces, la perfumería niche sería más para «entendidos»? Sí, algo así. Lo cual no quita para que, siendo un «entendido» (nunca me cansaré de poner las comillas aquí), sigas apreciando perfumes como Aqua di Gio, de la misma forma que se puede saber apreciar un Château Mouton Rothschild del 45 y disfrutar, en otra ocasión, de un Lambrusco. El paralelismo no es que sea ideal, como veremos más adelante cuando hablemos de la diferencia de calidades, pero ilustra la idea.
¿Hablamos de perfumes muy caros? No siempre, aunque perfumería niche y precios elevados (que no necesariamente caros) suelen ir de la mano. Difícil, que no imposible, es encontrar un perfume de diseñador que cueste más de 100EUR los 100ml. Ese precio, para un perfume niche y siempre hablando en términos generales, es considerado ajustado.
¿Nos referimos a esos perfumes difíciles de encontrar? Normalmente sí, pero, de nuevo, no siempre. Es fácil encontrar la Private Blend de Tom Ford, por ejemplo, en perfumerías «habituales» (uso esta expresión comodín para aglutinar todas las grandes cadenas de venta de perfumes). Muchas casas de perfumería niche van a ser muy difíciles de encontrar en tiendas físicas, si no imposible, y vamos a tener que pedir muestras por Internet (o arriesgarnos a comprar a ciegas) para saber si nos gusta. No os recomiendo ir a cualquier perfumería a preguntar por el nuevo lanzamiento de Slumberhouse.
¿Tienen una calidad superior al resto de perfumes que podemos comprar fácilmente en centros comerciales? Cuestión peliaguda donde las haya, y a la que trataré de responder de frente: normalmente, sí, tienen más calidad, los ingredientes son mejores y el aroma no es tan «sintético», aunque desde luego esto no es una norma: perfumes de diseñador como Dior Homme, Dior Homme Intense, Dior Eau Savage, Dior Fahrenheit, Chanel Coromandel, Chanel Antaeus, Gucci pour Homme I, M7 (la formulación original) de YSL, entre muchísimos otros, son altas expresiones de lo que es la perfumería masculina.
¿Son, acaso, perfumes con un olor especial, que se sale de lo habitual? Suelen serlo, pero no es así en todos los casos ni mucho menos.
Hay casas de perfumes niche por excelencia (como Creed, Amouage, Francis Kurkdjian, Xerjoff…) y casas que tienen a la vez una línea de diseñador y otra niche, como Tom Ford con su Private blend o Armani con su Armani Privè, entre muchos otros. Y luego hay casas que siempre levantan el debate de si son «niche» o no: Comme des Garçons o incluso Costume National me vienen a la cabeza. Se pueden dar argumentos a favor y en contra, y no entraremos ahora en ello.
La versión resumida, con brocha gorda, de este artículo es: La perfumería niche trata del componente artístico de la perfumería, mientras que la perfumería de diseñador es el equivalente olfativo del prêt-à-porter. Podría dar cientos de ejemplos en los que esto no se cumple, pero en aras de simplificar y de llevarnos una idea general, esa es la norma. Dicho lo cual, otra serie de preguntas y respuestas nos ayudarán para acabar el artículo:
¿Si me compro un perfume niche de 300EUR los 100ml, oleré mejor que alguien que se gaste 30EUR en un frasco de l’Homme, de YSL? Respuesta corta: No. Respuesta no tan corta: Desde luego que no, lo que pagas no es que huela mejor (o no necesariamente), pagas una exclusividad, posiblemente unos mejores ingredientes, una composición más atrevida, más original, una presentación más elaborada,… pero eso no asegura un mejor olor.
Yo lo que quiero es un olor que guste a los demás. ¿Debo centrarme en perfumes niche y dejar de lado los de diseñador? Al contrario. Los perfumes de diseñador son los que tienen más probabilidades, con mucho, de gustar a los demás, mientras que los perfumes niche suelen echar para atrás a la gran mayoría de gente (a excepción de Aventus y algún otro integrante díscolo). El «ADN comercial» que tanto se critica a Sauvage, de Dior, y que hace unos años se hizo con Bleu de Chanel, es lo que garantiza que sean aromas que gusten a todo el mundo. Lo cual, por mucho que uno tenga ramalazos de snob, ha de reconocerse que no es mala cosa. Está bien querer distinguirse de los demás, y desde luego es interesantísimo aprender más y más sobre perfumería, expandir nuestros gustos y encontrarle la gracia al oud y a las notas animalísticas. Pero si te apetece echarte One Million, Acqua di Gio o Spicebomb… no hay nada de malo en ello.
Y hasta aquí el devaneo teórico de hoy. La semana que viene habrá una reseña de uno de los perfumes niche de los que más se está hablando los últimos años y que es una magnífica opción para los meses de frío. Como pista, puedo decir que tiene una nota predominante de tabaco (y seguramente no sea el que estáis pensando,…)
¡Hasta la semana que viene!