Cuando hablamos de cuidar el fit -o hechuras en español- no nos estamos refiriendo a esas opciones antagónicas que en inglés conocemos como Slim Fit o Relaxed Fit. Sino a todo una serie de parámetros razonados y estudiados que hacen que nuestra vestimenta oculte nuestros fallos y resalte nuestras virtudes en cuanto a la fisionomía se refiere.
Me gustaría hablaros de unas reglas básicas e infalibles para esto pero me temo que resulta imposible generalizar lo suficiente como para sacar un estándar que sirviese a todo el mundo. Principalmente porque son muchos los factores que hay que tener en cuenta, tanto externos como internos a la prenda.
En cuanto a factores externos me refiero al contexto que rodea a nuetra vestimenta. Si nos encontramos en un entorno laboral, ocioso o formal, por ejemplo. En cuanto a los factores internos a la prenda me refería a la fisionomía con la que contamos, que en muy pocas ocasiones suele ser perfecta.
Existen en el mercado diversas publicaciones y contenido que nos hablan de los detalles que harán de nuestra vestimenta un conjunto correcto y acorde a los cánones establecidos y razonablemente estudiados. Sin embargo, la experiencia me dice que, en ocasiones, son consideraciones insuficientes si lo que buscamos es potenciar lo mejor de nosotros. Y si por si esto fuera poco, llega el mundo de la moda y enrevesa todo aún más.
Las soluciones que nos trae la moda no son ni mejor ni peor, pero aplicarlas sobre nosotros sin sentido ni criterio nos hará sonreir el día de mañana cuando repasemos aquellas fotos de antaño.
¿Ya te ha pasado?
Sin embargo, cuando analizamos una moda y comprobamos que cada vez más personas la aplican con sabiduría en sus prendas y combinaciones, lo que antes parecía impensable ahora se convierte en un imprescindible para nosotros, y además de forma atemporal. ¿Porqué? Simplemente porque hemos descubierto que dicha solución nos favorece y es verdaderamente útil. En ese mismo momento dejamos de incluirla en nuestro repertorio simplemente por que está de moda y lo hacemos convencidos de que el resultado es el que buscamos.
El Cárdigan
Os pongo un ejemplo personal: Hace cuestión de un par de años descubrí esa moda de incluir un cárdigan de punto bajo la americana. Comencé a aplicar con timidez pero pronto descubrí que solucionaba uno de los problemas que no soportaba al vestir americanas sin corbata. Y es que no terminaba de verle sentido a que tanta camisa fuera vista constantemente. Sentía que me faltaba algo. El cárdigan lo solucionó.
Este ejemplo quizás os parezca fuera de lugar porque, a priori, nada parece tener que ver con el fit de una prenda. Sin embargo, igual que a continuación hablaremos de cómo el uso de un pantalón de tiro alto con tirantes tiene grandes ventajas en general, porque ayudan a no romper la figura y alargarla, la inclusión del cárdigan ayuda no sólo a dar contraste a nuestros looks sino también a hacer nuestra figura más armónica eliminando esa distancia entre el cuello y cintura, de la que os hablaba antes, y que a veces no es para nada estética. Sobre todo si usamos pantalones de tiro bajo habitual, como los chinos o vaqueros.
Por tanto, lo que parecía una mera opción de gustos se convierte en una herramienta útil para disimular todo aquello que quede entre nuestro cuello y cintura. Como por ejemplo, una incipiente barriga o todo lo contrario, un exceso de bolsas en la camisa por una extrema delgadez.
El Pantalón de Tiro Alto
Mucha gente es tremendamente reacia a este tipo de pantalones, y lo cierto es que todo aquel que los prueba queda encantado con ellos. Un pantalón de tiro alto es aquel que se viste a la cintura y no a la cadera, y que generalmente se lleva con tirantes o ceñidores laterales. Así se llevaban los pantalones de vestir antaño, pero la moda nos hizo prescindir de este tipo de diseños y optar por soluciones similares a los pantalones de sport, vestidos a la cintura, que nada tienen que ver con estos en forma y diseño.
No nos confundamos, no se trata de comprarnos un pantalón grande y arreglarlo hasta que nos quede en la cintura o cualquier intento similar. Se trata de un pantalón diseñado especialmente para ser colocado en dicha posición.
¿Ventajas? Como hemos comentado antes, con un pantalón elevado conseguimos hacer una figura más limpia, también damos sensación de alargar las piernas, pareciendo más alto y esbelto. Ayudamos a que no se vea la camisa bajo el cruce de la chaqueta una vez abrochada.
¿Desventajas? En principio no es un pantalón recomendable si vamos a usar sin chaqueta, pues nos hará parecer de cadera más ancha y la esbeltez que conseguíamos se traducirá en todo lo contrario.
El Hombro
Ya hablamos en su día de un tipo de hombro que parece estar de moda entre algunas sastrerías de Italia, y es que no hay detalle más diferenciador en una chaqueta que el encaje de hombros. Si resolvemos esto tenemos un gran camino avanzado, ya sea en prendas de medida como de colección.
A veces pensamos que entallando la manga conseguimos unas hechuras modernas y juveniles, y lo único que descubriremos son arrugas, tensiones e incomodidades ya difíciles de reparar.
Conseguir un hombro natural y armónico con nuestra fisionomía y tipo de prenda es algo en lo que deberíamos poner cierto empeño. Cuántas chaquetas de sport vemos excesivamente armadas para su naturaleza, consiguiendo un efecto extraño, e incluso me atrevería a decir que incoherente, más allá de gustos personales.
Más que armada, diría que mal medida. Pues una amplitud excesiva de hombros para salvar la arruga en la parte alta del brazo me parece una solución arcaica y fácil. Pudiendo optar por soluciones diferentes en pro de un fit más favorecedor y sport, como las que os comentaba en el artículo que cité antes.
El Largo
Otro error común en las hechuras de nuestra chaqueta, una vez más tratando de emular a las modas, es decantarnos por largos excesivamente cortos para nuestra figura. Aunque a decir verdad, diría que a prácticamente nadie le sienta bien una americana corta, rayando lo ridículo. A menos que nos encontremos ante una Teba o chaqueta especial en la que busquemos precisamente un mestizaje entre sobrecamisa y chaqueta, mi opinión es que las chaquetas deben ir al largo correcto.
Y… ¿Cuál es el largo correcto? Aquel que pueda abrazar nuestra mano dejándola caer de forma relajada hacia abajo, y que encierre el canto del bajo con la parte interior de nuestras falanges. A continuación tenéis una aproximación.
El Cruce
El punto que los sastres llaman de quiebre, es aquel que suele coincidir con nuestra cintura natural, y donde generalmente abrocha el primer botón de la americana o el botón útil.
Es un punto estratégico de la chaqueta, con el que podremos jugar ligeramente para crear ciertos efectos. Si buscamos darle esbeltez a nuestro tronco podremos bajar ligeramente el cruce consiguiendo un mayor escote. Si, en cambio queremos bajarlo un poco más pero nos da miedo excedernos podemos decantarnos por una configuración 3Roll2, o Tres falsos botones, lo que ayudará a que visualmente se compense con la bajada del cruce, pero estaremos haciendo la chaqueta un poco más sport. Puedes ver esa solución en el traje marrón de Haberdashers que os mostré hace poco.
El bajo
No me apetece meterme en el peliagudo tema del ancho de pierna en el pantalón, ya que genera controversias siempre. Aunque diré que la experiencia me ha demostrado que debe ser tan estrecho como nos favorezca a nuestra figura y tan ancho como cómodo nos sea. Es decir, ni muy estrecho ni demasiado ancho. En lo que si creo que estamos -casi- todos de acuerdo es en que el ancho debe ser en disminución hacia el bajo.
El corte de un pantalón puede verse completamente arruinado por un bajo excesivamente largo o desmesuradamente corto. Es sabida la referencia del roce leve del zapato por delante y del apoyo por detrás, y si conseguimos eso quedará perfecto. No obstante, si el pantalón y el contexto nos lo permite, personalmente me gusta optar por un bajo ligeramente más corto, enseñando muy sutilmente el calcetín, siempre en entornos informales. Conseguiremos de esta forma dar sensación de mayor pierna y esbeltez a estas, junto con un ancho decreciente.
Por otro lado, me declaro contrario total a la solución de pantalones excesivamente estrechos como norma general, por mucho que nuestra figura nos lo permita y por muy informal que sea el contexto.
Estos son sólo algunos consejos acerca del fit y detalles de nuestras prendas, basados en mi experiencia y tras probar muchas soluciones diferentes. No obstante, es interesante que cuando encontremos fotos sobre algunos de nuestros atuendos, analicemos detalladamente cada elemento y nos imaginemos cómo sería todo con la solución contraria. Cada persona es única y debemos aprender, con el tiempo, a conocer nuestro cuerpo y saber sacarle el mayor partido, siempre al margen de toda moda que no hayamos previamente reflexionado y estudiado.
Sólo así garatizaremos un buen resultado.
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