Ya de entrada encargar una nueva prenda en sastrería supone un proceso de estudio, selección y aprendizaje con el que muchos disfrutamos -y debe ser así-.
Estudio porque antes de nada hacemos un repaso a nuestro armario y necesidades. Selección porque dicho proceso nos exige elegir detalles y elementos para nuestras nuevas prendas. Y Aprendizaje, porque probablemente tengamos que informarnos acerca de tipos de tejidos, combinaciones de colores o hechuras determinadas.
Es por ello que con cada en cargo nuestra experiencia vas siendo mayor, pero ello también hace que comencemos cada vez más a exigirnos tanto a nosotros mismos como a los profesionales implicados en el proceso. Esto puede tener su lado positivo pero también su faceta más peligrosa.
Conforme pasan los años nuestro armario cada vez va siendo más completo y concurrido, y si hemos ido haciendo las cosas de forma organizada y correcta, llegará un momento en el que nuestros básicos estén cubiertos y comencemos entonces a plantearnos encargos algo más especiales y diferentes. Momento que, si no sabemos gestionar bien, puede convertirse en controvertido y peligroso.
¿Por qué?
Gracias a las redes sociales hoy disponemos de gran información al alcance de la mano, podemos saber qué prendas hace una sastrería de Hong Kong cada día… O cuál es la tendencia de una camisería italiana este año. Esto sin dudarlo es una herramienta estupenda como fuente de inspiración e ideas, pero si no sabemos dosificar la información podemos meter la pata estrepitosamente en nuestro próximo periplo sartorial.
Un día nos enamoramos de ese bolsillo con fuelle visto en determinado Blog, otro día nos parece increíble aquella chaqueta cruzada con solapas redondeadas que publicó una sastrería americana en su Instagram. Y el día antes de visitar a nuestro sastre nos parecen fabulosos esos puños franceses vistos en una fotografía de The Rake.
Ahora bien, si cogemos todas esas ideas y las hacemos encajar en nuestra próxima prenda, lo más probable es que tengamos una estupenda chaqueta de escaparate que luego no haya quien se la ponga.
Reflexionemos…
Soy el primero que aboga por la innovación en sastrería, porque para mí es el verdadero punto de diferenciación sobre las prendas Ready To Wear, pero la innovación debe hacerse con mesura sino queremos caer en la ostentación y la superficialidad.
Llamar la atención con elementos o colores demasiado llamativos no es elegante ni recomendable. Probablemente hará que nos cansemos rápido de dicha prenda y habrá sido una pérdida de tiempo.
¿Quieres una prenda especial? Genial. Elige un elemento protagonista: Bolsillos, solapa, puños, tejido, bajos… Y en base a ese elemento haz girar el resto pero siempre con menor protagonismo que el principal. De esta forma conseguiras una prenda diferente pero con cierta armonía.
Recuerda el razonamiento que suelo mostraros en los Looks del Día, porque una prenda en realidad es como un look, no deja de ser un conjunto de elementos que forman un todo. En ellos siempre os hablo de una prenda o complemento que toma protagonismo y en base a él continuamos completando el look con el resto de elementos complementarios, consiguiendo armonía y lógica en nuestra combinación. La configuración de una prenda, como he explicado antes, debe ser la misma.
¡Experimenta siempre con cabeza!
Si te apetece innovar en el color del tejido… Adelante! Pero entonces deja de lado el hacerlo con otros elementos. A menos que pretendas conseguir un resultado realmente impactante.
Si lo que quieres es probar con un elemento diferenciador (Solapa, bolsillos, puños, etc.)… Hazlo! Pero entonces deja la innovación de color para otra prenda y decántate por un tejido más discreto que no robe protagonismo a los detalles.
wonderful fabric and shoulder!!
Thank you so much!